Marruecos on the rocks.
Escrito por Javier (Navegante), fechado el 6 de octubre de 2017.
El día 25 de octubre de 2017 seria un día distinto, Javier entró en el garaje a las 6:32 de la mañana, me desató de las Columnas de Hércules que me atan al garaje y salimos en dirección al centro de la gran urbe en la que cohabitamos con otros 3 millones de personas. Arrancamos o paramos al son de las luces de los semáforos que cruzan nuestro camino, el destino es el trabajo de Javier, esto significa que tiene que hacer un recado después de trabajo o que vamos a la revisión. Lamentablemente no nos vamos de viaje, no hay maletas ni ninguna otra indicación del mismo, esto me hace sentir triste, pero al menos estamos rodando.
Después de estar aparcada en la acera, Javier siempre busca el sitio donde no se moleste a los transeúntes, los pasos de cebra, las tiendas hasta las papeleras evita, es genial cuando llega a un sitio mira siempre antes de bajarse para ver si todo esta correcto y no molestar:
- Blanquita debes siempre respetar a los demás, hay que evitar molestar, no hacer a otras personas lo que no quieres para ti.
Aparece Javier con el casco y los guantes, arrancamos y ponemos dirección al Taller de Rolen Motor, los amigos que cuidan de forma concienzuda de mis dispositivos, motor, suelas.... De todo. La recepción en el taller como siempre apuntan mi nombre, 4226 JDS, no Blanquita que me puso Javier, hablan de revisión, neumáticos y demás cosas, pero yo estoy fuera y no logro escuchar lo que dicen.
Cuando Javier vino a buscarme, algo era diferente, acarició los neumáticos de tacos que me habían puesto los amigos de Rolen y con mirada perdida paseo su vista por todo mi cuerpo, me hizo sentir un calor agradable, nos pusimos en marcha en dirección a casa, las suelas de mis zapatos sonaban, ruidosas, escandalosas, como un runrun de elevada potencia, suavemente como tanteando las respuestas de los zapatos nuevos, Javier iba engranando marchas en la M-30 para salir a la A-3 y llegar al garaje. Allí me quede atada a las columnas, pero con la ilusión de alguna salida especial.
Viernes 6 de octubre de 2017, son las 14:16 horas cuando Javier aparece haciendo malabares con las maletas, mi electrónica se pone en guardia, una enorme sonrisa aparece en los plásticos de mi silueta y siento como me libera de mis cadenas, suenan los ecos metálicos en las paredes del garaje, mientras Javier me coloca en posición de salida, con un ritual casi mesiánico, sitúa las maletas en los costados y el baúl para terminar por instalar el navegador. Todo esta en su sitio, pero antes de partir Javier me dice:
- Vamos de viaje, un largo viaje como nunca antes hemos hecho juntos, prepárate para sentir, disfrutar y aprender. Blanquita ahora a cuidarnos el uno al otro. Aunque se que tu siempre cuidas de mi.
Estas palabras siempre me reconfortan y con un suspiro, pongo en marcha mis 1200 cc de pura mezcla de expectación, adrenalina y sueños, mis dos cilindros baten al son de un ritmo acompasado, sintiendo su fuerza, Javier engrana primera y con una sensación agradable, partimos hacia la calle, lentamente se abre la puerta del garaje, como un telón de teatro, la claridad de un caluroso día de octubre inunda los rincones lúgubres del garaje y hace que mi corazón y mis pulmones se llenen de aire cálido, denso, quedo..., se levanta definitivamente el telón de una aventura, cualquiera que sea, será bienvenida.
Partimos rumbo 180, al sur, y poco a poco abandonamos la ciudad, vamos dejando atrás el cinturón de ciudades satélites de Madrid y llegamos a los limites de la provincia. Sin darnos casi cuenta, solo acompañados por el sordo rumor de mis zapatos nuevos, desgastándose contra el suelo firme del asfalto, llegamos a los largos y lánguidos llanos de la Mancha, en un otoño seco, árido y desértico que ha convertido a los espartos y tomillos en meros nudos de maleza espolvoreados sobre una tierra reseca.
Javier esta más relajado, lo siento en la forma que aprieta sus rodillas contra mis costados, ahora es liviano, creo que los sueños y las inquietudes le hacen levitar sobre mi asiento o quizás sea el espíritu GS, que tanto me dice que existe y la verdad que no se ni siquiera lo que significa.
- Es tiempo Blanquita de que sepas que es el espíritu GS, creo que en este viaje lo aprenderemos los dos.
Bueno, sea lo que sea, seguimos juntos, rodando hacia el sur, los campos empiezan a quebrarse y surgen los montes de Andalucía, Jaén y Despeñaperros aparecen como una enorme sombra en el horizonte ahora cercano, llenos de valles y sombras. Atravesamos el corazón de las montañas en túneles inertes, muertas y silenciosas paredes nos ven pasar, luces en las sombras de las tinieblas de las montañas. Javier sigue descansando en mi asiento, ha puesto el control de crucero y se deja mecer entre las pocas curvas que quedan entre túneles. Enfilamos hacia La Carolina entre curvas de asfalto roto, pero las suspensiones hacen que Javier siga confortablemente subido a mis lomos, casi sin moverse, como dejándome conducir, sin mas que suaves movimientos de manillar para acometer los vaivenes de la curvas, vamos rumbo ya a Granada, acabamos de pasar Jaén y el tiempo sigue cálido.
Acometemos las variantes de Granada tomando no las de Villadiego, sino las de Salobreña para dar con nuestros corazones en el hotel, donde aparecen las banderas y señales del evento de BMW, Punta a Punta Marruecos 2017, Espíritu GS. Ahora entiendo lo que decía Javier, pero sigo sin saber que es.